Síndrome de intestino irritable: Cómo cuidar a su hijo

(Irritable Bowel Syndrome [IBS]: How to Care for Your Child)

El síndrome de intestino irritable es una enfermedad crónica (de largo plazo) que afecta al aparato digestivo. La mayoría de las personas con síndrome de intestino irritable tienen dolor abdominal y cambios en los hábitos de movimiento del vientre (estreñimiento o diarrea). También puede causar inflamación abdominal, acidez, eructos y otros síntomas. Los síntomas pueden resultar molestos, pero el síndrome del intestino irritable no causa problemas médicos graves. Los cambios en la dieta, el manejo del estrés y, en algunos casos, el uso de medicamentos, pueden ayudar a aliviar los síntomas.

• Dele a su hijo todos los medicamentos que le haya indicado el profesional del cuidado de la salud.

• Su hijo debe llevar un diario de lo que comió y bebió, y qué síntomas tiene. Esto ayudará a saber qué alimentos desencadenan los síntomas. Entre los desencadenantes más frecuentes, se encuentran la leche, el chocolate, los alimentos picantes o grasosos, la cafeína, los edulcorantes artificiales y los alimentos que provocan gases (frijoles, brócoli, repollo, coliflor, etc.).

• Ayude a su hijo a comer una dieta equilibrada. Entre los alimentos que las personas con síndrome de intestino irritable suelen tolerar se encuentran los siguientes:

  • papas y pastas sin salsa

  • bollos y pan blanco

  • pescado, pollo y pavo sin especias ni salsas

  • arvejas cocidas, zanahorias cocidas y lechuga

  • cereales con bajo contenido de azúcar y un sustituto de la leche de origen animal (leche de soja o de almendras)

  • melón y sandía

• Las comidas más pequeñas y frecuentes (en lugar de grandes comidas) pueden ayudar a su hijo a sentirse mejor.

• Si el profesional del cuidado de la salud le sugiere darle más fibras a su hijo, pruebe las manzanas, las pasas de uva y las verduras cocidas. 

• Asegúrese de que su hijo beba abundante cantidad de agua a lo largo del día para ayudar a mantener al aparato digestivo funcionando.

• El estrés puede desencadenar los síntomas del síndrome de intestino irritable; por eso, ayude a su hijo a encontrar maneras saludables de afrontar el estrés, como el ejercicio físico, las respiraciones profundas, la meditación o hablar con un psicólogo. El profesional del cuidado de la salud también puede recomendar hipnosis o biorretroalimentación (entrenar a la mente para controlar el cuerpo).

• La actividad física puede ayudar a mejorar la digestión, reducir el estrés y reducir los síntomas de síndrome de intestino irritable. Anime a su hijo a buscar actividades que disfrute, como caminar, andar en bicicleta o hacer yoga.

El síndrome del intestino irritable puede causar frustración; por eso, sea paciente y comprensivo con su hijo. Conténgalo mientras buscan juntos maneras de evitar los desencadenantes y controlar los síntomas.

Su hijo:

• tiene sangre en las heces

• está comiendo o bebiendo menos de lo habitual

• baja de peso o no aumenta de peso según lo esperado

• tiene un dolor abdominal que empeora o un dolor que interrumpe su sueño

• tiene nuevos síntomas, como vómitos, dolor articular o poca energía

Su hijo tiene dolor abdominal muy fuerte o vomita una y otra vez.

¿Cuál es la causa del síndrome de intestino irritable? Se desconoce la causa exacta del síndrome de intestino irritable. Entre las posibles causas se encuentran las siguientes:

• control inadecuado de los músculos de los intestinos 

• problemas con la manera en la que el cerebro interpreta el dolor 

• sensibilidad a los alimentos

• inflamación (irritación) de los intestinos

• desequilibrios en las bacterias de los intestinos

¿Es lo mismo el síndrome del intestino irritable que la enfermedad del intestino irritable? No, son diferentes. Las personas con la enfermedad de intestino irritable tienen dañadas algunas partes del aparato digestivo. Sus síntomas suelen empeorar con el paso del tiempo y causar otros problemas médicos. Las personas con síndrome de intestino irritable no tienen daños en el aparato digestivo. Sus síntomas pueden ir y venir o cambiar con el tiempo, pero no suelen empeorar ni causar otros problemas.